01 octubre, 2019

¿Es aún válida la división entre antipsicóticos “clásicos” y “atípicos”?


2 comentarios:

Luisa dijo...

Santiago,

Interesante artículo. Como comunicadora, me llama mucho la atención el manejo del lenguaje y del discurso en general que utiliza en el marketing la industria farmacéutica para inducir al paciente a consumir sus medicamentos (esto da muchísimo para análisis del discurso). Realmente la palabra "antipsicótico" es muy poderosa y si a ello le agregas el "segunda generación", ya automáticamente piensas que es un producto más adelantado. Como dices, lo nuevo, lo "moderno" nos causa más confianza.
Por otro lado, alguna vez hablamos de los ciclos por los que pasa la psiquiatría en el enfoque de biológico y social. ¿Tú crees que ahora estamos en una época donde la explicación biológica predomina sobre la explicación ambiental, social?

PD: solo una vez consumí quetiapina. No sé qué sucedió en mi cerebro, pero tuve las pesadillas más lúcidas y violentas de mi corta vida. Me lo prescribieron por una semana para controlar "mis impulsos suicidas", pero esa semana soñé con más sangre y muerte que nunca... (¿ese uso es válido? más bien sentí que me inducía al suicidio. Aunque es verdad que al despertar era incapaz de hacer nada)

Un abrazo.

Santiago Stucchi-Portocarrero dijo...

Estimada Luisa, las ideas acerca de los trastornos mentales y sus tratamientos son cíclicas, y definitivamente en el presente predomina una visión biológica, que intenta explicar la psicopatología basándose principalmente en disturbios bioquímicos cerebrales. Como consecuencia, los tratamientos son fundamentalmente farmacológicos. No significa esto que los afrontes psicológicos y sociales no existan, sino que tienen una menor influencia en la visión actual. Por supuesto que aquello no es homogéneo para toda la práctica psiquiátrica, ni menos aún es definitivo. Hace medio siglo el psicoanálisis dominaba la práctica psiquiátrica (aunque no dejaron de utilizarse tratamientos biológicos), y ahora su influencia es mucho menor.

Más allá del nombre "antipsicótico", estos medicamentos ejercen un efecto tranquilizante, atenuando la respuesta emocional frente al estrés, por lo que es válido su uso cuando la persona tiene ideas suicidas intensas. A veces la respuesta es paradójica, y producen más angustia al inicio; se trata de casos excepcionales. El tiempo del uso de los antipsicóticos es variable; las personas con esquizofrenia, trastorno bipolar u otros trastornos graves pueden necesitarlos durante muchos años.