26 enero, 2017

Aspectos históricos de la violencia




Tema presentado en la XV Jornada de Salud Mental "Violencia y Adicciones", organizada por el Centro de Salud Mental "Moisés Heresi". Arequipa, octubre del 2016.


En este video puede escucharse una transmisión de Radio-Télevision Libre des Milles Collines (RTML) de Ruanda, en la cual, en medio de una música festiva, se insta al exterminio de la etnia tutsi por parte de la etnia hutu. Como consecuencia, entre abril y julio de 1994 fueron asesinadas aproximadamente 800 mil personas en dicho país, uno de los peores genocidios del siglo XX. Este hecho sirve como introducción para plantearse las dos preguntas siguientes, que serán el eje de esta presentación:
  1. ¿El ser humano es "esencialmente" pacífico o violento?
  2. ¿La violencia humana ha ido aumentando o disminuyendo a lo largo de la historia?
El tema de la naturaleza intrínseca del ser humano no es novedoso, y dos eminentes pensadores plantearon la disyuntiva previamente:


Thomas Hobbes, en el siglo XVII, defendió la idea de la naturaleza violenta y egoísta del hombre, que debía ser subyugada por un poder absoluto, resumiendo este planteamiento en la famosa frase homo homini lupus, de origen romano. Por su parte, en el siglo XVIII, Jean Jacques Rousseau expuso la hipótesis del bon sauvage, según la cual el hombre en su estado primigenio es bondadoso, y es más bien la civilización la culpable de corromperlo. ¿Cuál es la verdad?

En cuanto al supuesto incremento de la violencia a lo largo del tiempo, la incesante difusión de noticias alarmantes en la prensa escrita y televisiva genera la impresión de un mundo inmerso en una vorágine de violencia brutal e incontrolable. Sin embargo, si retrocedemos en el tiempo, descubriremos que las noticias sensacionalistas no son patrimonio de nuestros tiempos, y que en el siglo XIX también un sector de la prensa se regocijaba con la miseria humana.




Prensa del siglo XXI (en español y en inglés)


La historia misma de la humanidad está repleta de acontecimientos violentos, llámense guerras, revoluciones, conquistas o genocidios, sean inspirados por la "verdad revelada" de las religiones, por reivindicaciones territoriales alentadas por nacionalismos exacerbados, o por la necesidad de ampliar los mercados. Por supuesto que "la razón", "la verdad" o "la justicia" siempre inspiran a los bandos contendientes, y difícilmente uno de ellos se atribuye el rol del "malo".

Hay quienes predican el retorno a la religiosidad como un bálsamo para reencontrarnos con la paz perdida en estos tiempos violentos, caracterizados por una "falta de valores". Pero si revisamos los mismos textos sagrados, encontraremos pasajes que no estimulan precisamente a la mansedumbre. Por ejemplo: “Pero en las ciudades de estos pueblos que el Eterno tu Dios te da por heredad, no dejarás con vida a ninguna persona. Los destruirás completamente, como el Eterno tu Dios te ha mandado” (Deuteronomio 20: 16-17). O también: “Infundiré el terror en los corazones de quienes no crean. ¡Cortadles el cuello, pegadles en todos los dedos!” (Corán 8: 12). Y nuevamente la historia nos revela que muchas guerras tuvieron a la religión como leitmotiv.



La dominación de los pueblos originarios de América por los europeos fue llevada a cabo bajo el argumento de la difusión de la palabra de Dios, y no fue precisamente pacífica. Dibujo de Guamán Poma de Ayala.



Lo cual tampoco debe llevarnos a pensar en un paraíso pre-hispánico, como lo demuestra este grabado de la cultura Sechín.

Podría decirse de todos modos que la violencia siempre existió, pero ahora es peor que nunca. ¿Es así realmente? Algunos datos parecerían indicar lo contrario:


En esta tabla se muestran los peores conflictos bélicos desde el año 500 a.C. hasta el año 2000 d.C., según la cantidad de muertos. Exceptuando por las dos guerras mundiales, la letalidad de los conflictos pareciera haber ido en declive a lo largo de los siglos.



Aquí se exponen las cifras de muertos en guerras desde 1940 hasta el año 2000, y nuevamente se aprecia un descenso.

Si analizamos las tasas de homicidios individuales, también la tendencia parece ser hacia la disminución, como muestra esta tabla de los últimos 800 años.




Estos mapas de Europa comparan las tasas de homicidios en 1880 y en el 2000, notándose una disminución de aquellos países con tasas mayores de 5 por 100 mil personas.


Aquí podemos ver datos de México, que también revelan una notable reducción en las cifras de homicidios, desde 1931 hasta el 2015.

En el Reino Unido, si bien hubo un notable incremento del crimen en la década de 1990, desde entonces la disminución es innegable.


También la violencia de estado pareciera haber disminuido, como lo muestran estos datos de países donde se ha abolido la tortura judicial (por lo menos oficialmente), desde 1650 hasta 1850. Obviamente la tortura existe aún y a escala nada despreciable, pero comparativamente estaría en declive.

Inclusive los abusos contra los niños se habrían reducido durante los últimos 25 años, según esta tabla. Nadie se atrevería a decir que ya no existen abusos, solo que aparentemente suceden menos que antaño.


Steven Pinker: Sobre el mito de la violencia

Se han planteado las siguientes explicaciones para esta supuesta disminución de la violencia humana a lo largo de la historia:
  1. Desvalorización de la violencia. Probablemente las conductas violentas no tengan en la actualidad la misma valoración que siglos atrás, cuando las justas, duelos, esclavitud, castigos físicos y ejecuciones públicas eran no solo tolerados, sino hasta fomentados.
  2. Monopolio estatal de la violencia. La constitución de los estados durante la edad moderna habría llevado a que la población tienda a delegar el ejercicio de la justicia a las autoridades, y evite en lo posible aplicarla directamente. Por supuesto que el estado puede también ejercer una violencia brutal y despropocionada, pero las cifras parecen demostrar que, de todos modos, la violencia disminuye con este sistema.
  3. Globalización. La interconexión mundial propicia que las distintas culturas se conozcan entre sí y puedan desarrollar una visión más tolerante hacia quienes, otrora, podrían haber sido blanco de recelos, disminuyendo el efecto de los discursos xenofóbicos y fundamentalistas.
  4. Redefinición de la violencia. Muchos actos que antes se tomaban como normales o mínimamente censurables, ahora son descalificados y denunciados como comportamientos intolerables para una sociedad civilizada, dando la impresión de un incremento en la frecuencia de los mismos. Esto es particularmente notorio en la violencia contra las mujeres y contra los niños (la obra "Tras la tragedia, el sainete", de Ricardo Palma, expone claramente cómo era la visión del castigo físico en las escuelas del siglo XIX).
  5. Ampliación de la empatía. Con el transcurso del tiempo se estaría dando una ampliación del círculo de aquellos que se consideran dignos de nuestra empatía y solidaridad, y por lo tanto, no merecedores de actitudes violentas. Este círculo se limita inicialmente a la propia familia, luego al clan o tribu, a toda la nación o a los miembros de la misma "raza", luego a toda la humanidad, y finalmente podría llegar a incluir a otras especies. Estas ideas fueron planteadas por Peter Singer en su obra "El círculo en expansión". 

El círculo en expansión (basado en Singer P. The expanding circle).

Sin embargo, los datos presentados han sido objeto de controversia. Quienes los objetan, argumentan lo siguiente:
  1. Existen otras formas de violencia, que no son tomadas en cuenta al hacer tales estadísticas. Por ejemplo, la violencia económica.
  2. Hay consecuencias indirectas de la violencia que tampoco son medidas con datos tales como el número de muertos. Entre ellas están las pérdidas económicas, los desplazamientos, el sufrimiento que generan los conflictos bélicos, etc.
  3. Los datos estadísticos actuales no son necesariamente comparables con los de hace siglos.
  4. Los datos estadísticos reflejan casi exclusivamente la realidad de Europa y Norteamérica, no siendo necesariamente extrapolables a otros continentes.


Palestina en el siglo XXI. El impacto económico y psicológico de la violencia bélica no siempre se toma en cuenta en las estadísticas.

De todos modos, hay factores conocidos que incrementan la posibilidad de que sucedan hechos violentos:
  1. Tolerancia hacia la violencia. El considerar un acto violento como normal, o por lo menos tolerable, propicia que se perpetúe. Por eso se considera la impunidad como un factor fuertemente alentador de comportamientos agresivos. Como se mencionó antes, esto ha sido claro en la violencia contra las mujeres y los niños. 
  2. Fomento de la violencia. Aquí cobran importancia los denominados discursos de odio, es decir, aquellos que fomentan la discriminación o crueldad contra otros. Ejemplos paradigmáticos son la ideología nacionalsocialista en Alemania, la difusión radial que propició el genocidio de Ruanda (mencionado al inicio) y los discursos homofóbicos que hasta hoy forman parte de las declaraciones oficiales de algunos países. En el Perú se vivió una época de extrema violencia entre los años 1980 y 2000, que enfrentó a los grupos subversivos Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, contra las Fuerzas Armadas, siendo todos responsables de graves violaciones contra los derechos humanos, como dejó constancia el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Se citan como ejemplos de discursos que fomentan la violencia los siguientes: “El pueblo se encabrita, se arma y alzándose en rebelión pone dogales al cuello del imperialismo y los reaccionarios, los coge de la garganta, los atenaza; y, necesariamente los estrangula, necesariamente” (Abimael Guzmán Reynoso, líder del PCP-SL). “Destrucción de la Organización Político-Administrativa Local. Es una operación policial dirigida, para eliminar a los miembros de la Organización Político-Administrativa. (…) En esta operación se tendrá en cuenta que el Jefe y los miembros más destacados de la Organización Político-Administrativa local se hallan demasiado comprometidos en la subversión para que pueda esperarse de ellos un cambio” (Manual de Ejército Guerra no Convencional Contrasubversión ME 41-7).
  3. Polarización. Una sociedad dividida entre dos bandos que se atribuyen mutuamente la iniquidad absoluta, es terreno propicio para la violencia; cada grupo ve en el otro la maldad personificada y ningún atributo positivo, por lo cual su aniquilamiento se considera plenamente justificado, no habiendo lugar para posiciones intermedias ("estás de mi lado o en mi contra"). Durante el periodo de conflicto interno vivido en el Perú (1980-2000), muchas poblaciones se vieron atrapadas entre el fuego del terrorismo subversivo y la represión indiscriminada de las fuerzas armadas.
  4. Sensación de inequidad, injusticia o victimizacion. Los discursos de odio muchas veces surgen cuando un grupo se autopercibe como víctima de injusticias y postergaciones ancestrales, generándose un resentimiento progresivo que en algún momento puede estallar con toda la ferocidad contenida.
  5. Percepción del otro como diferente. Cuanto más distinto se perciba al otro, más probable es que se ejerza la violencia. Por eso el interactuar con personas de culturas diferentes puede facilitar el establecimiento de lazos de empatía, que disminuyen la posibilidad de actos agresivos.
  6. Miedo. Ante una situación percibida como amenazante, los individuos puede optar por la huida o la defensa. De esta forma, muchos actos de extrema violencia han obedecido al miedo a ser a su vez, víctimas de los otros. Los discursos de odio muchas veces inventan enemigos o exageran su peligrosidad para propiciar la violencia.
  7. Obediencia a la autoridad. La tendencia natural a seguir a un líder puede llevar a que personas habitualmente pacíficas se comporten de manera inusitadamente sanguinaria. Este fue el argumento principal de los acusados por crímenes contra la humanidad durante los Juicios de Nürenberg (befehl ist befehl: "órdenes son órdenes"), y también por los militares argentinos culpables de violaciones contra los derechos humanos durante la dictadura del periodo 1976-1983, que se ampararon en la Ley de Obediencia Debida, posteriormente derogada. 



Foto de Martín Chambi. Probablemente ahora se describa al policía como un abusivo, pero quizás hace un siglo era percibido como un agente del estado propinando un justo castigo al ladronzuelo. Cabe recordar que en los colegios de antaño, el castigo físico era lo habitual.




Propaganda de Coñac Soberano, hoy considerada como inaceptablemente machista.



Imagen que se encuentra en el Museo de la Memoria de Ayacucho, Perú. Representa la situación de la población andina durante el conflicto armado del periodo 1980-2000, entre el fuego del terrorismo subversivo ("rojo") y la represión indiscriminada de las Fuerzas Armadas ("verde").




Datos del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú, los cuales demuestran que la mayor parte de las víctimas de la violencia del conflicto armado 1980-2000 fueron campesinos quechuahablantes, percibidos como extraños, como no-miembros de la ciudadanía.





La mayor parte de países sudamericanos lamenta la supuesta pérdida de grandes extensiones territoriales, algunos con mayor sustento histórico que otros, lo cual ha generado múltiples conflictos bélicos a lo largo de los últimos 2 siglos. Fuente: https://elmundodeskizzo.blogspot.com/2013/11/vecinos-malvados-los-9-paises.html 



En el caso particular del diario peruano "La Razón", se incita constantemente una irresponsable campaña de odio contra Chile, basada en atizar el miedo y el rencor por una guerra perdida hace más de un siglo.



"El nacimiento de una nación" (1915) es una película de contenido profundamente racista que fomentó el rechazo hacia la población afroamericana, presentada como embrutecida y amenazante contra los "verdaderos americanos", favoreciendo además el renacimiento del Ku Klux Klan. Un ejemplo de cómo se puede facilitar la violencia al generar temor y percibir al otro como esencialmente diferente.



Afiches propagandísticos, el primero de la Alemania Nacionalsocialista y el segundo de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial. Ambos desfiguran a un grupo étnico-racial (judíos y japoneses, respectivamente) hasta la monstruosidad, fomentando el miedo, el desprecio, la falta de empatía y, en consecuencia, la violencia.



En la navidad de 1914, los soldados alemanes y británicos hicieron un alto al fuego y compartieron un momento de festividad, jugaron un partido de fútbol y se tomaron varias fotografías. Esto pudo suceder cuando notaron que tenían mucho en común y no eran tan diferentes como probablemente les había hecho creer la propaganda bélica. Los altos mandos militares de ambas partes desaprobaron este encuentro y no volvió a suceder algo parecido hasta el final de la I Guerra Mundial.

Volviendo a la primera de las preguntas iniciales, ¿cuál es la naturaleza humana esencial? El recuento previo pareciera orientado a demostrar que Hobbes tenía razón, y que no cabe la bondad en el ser humano, sino es impuesta por un estado punitivo. No obstante, cabe decir también que, concomitantemente a las guerras y matanzas, también los grupos humanos han organizado instituciones dedicadas a ayudar a los desvalidos, y que desde tempranos tiempos se han instaurado normas -quizás cuestionables bajo los ojos del siglo XXI, pero normas al fin y al cabo-, que permitían cierto grado de orden y respeto en el comportamiento social.



El código de Hammurabi es una de las más antiguas recopilaciones de leyes conocida.



La caridad ejercida por órdenes religiosas desde la edad media es un ejemplo de solidaridad y empatía.

Algunas investigaciones etológicas han planteado que los primordios de la moral humana serían anteriores a la civilización, y que estarían presentes en otros primates e inclusive en otros mamíferos. En el siguiente video, el científico Frans de Waal sustenta dichas ideas:


Conclusiones:
  1. La evidencia histórica y científica, aunque no es concluyente, parece reflejar que existe una ambivalencia primaria en el ser humano, que lo lleva por un lado hacia la empatía y la solidaridad, y por el otro a la violencia y destrucción. De esta forma, tanto Hobbes como Rousseau podrían haber tenido razón parcialmente.
  2. Los datos estadísticos orientan a pensar que la violencia global habría disminuido progresivamente a lo largo de los siglos, aunque estando todavía lejos de desaparecer. Estos datos pueden ser cuestionables, pero en todo caso, no hay evidencia clara que demuestre el tan mediáticamente promocionado incremento de la violencia.
Referencias:
  1. Chesnais  J-C. Historia de la violencia: el homicidio y el suicidio a través de la historia. En: Pensar la violencia. RevistaInternacional de Ciencias Sociales 1992; 132: 205-23.
  2. Comisión de la Verdad y Reconciliación. Informe final. 2004.
  3. De Waal F. El bonobo y los diez mandamientos. Barcelona: Tusquets Editores, 2013.
  4. Eisner M. Long-term historical trends in violent crime. En: Tonry M. Crime and Justice: A Review of Research. Chicago University Press, 2003: 83-142.
  5. Gray J.Steven Pinker is wrong about violence and war. The Guardian, 13 March 2015. 
  6. Horgan J. Steven Pinker, John Gray and the end of war. Scientific American Blog. April 2015.
  7. Muchenbled R. Una historia de la violencia. Del final de la Edad Media a la actualidad. Madrid: Paidós Contextos, 2008.
  8. Organización Panamericana de la Salud. Informe mundial sobre la violencia y la salud.Washington DC, 2003. 
  9. Pinker S. A history of violence: Edge masterclass 2011. 
  10. Singer P. The expanding circle. Ethics, evolution and moral progress. Princeton University Press, 1981.



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